África no es un delirio, no es una exageración PDF Imprimir E-mail
Cultura - Libros / Literatura
Escrito por Ramón Pedregal Casanova. /UCR   
Viernes, 28 de Febrero de 2014 00:00

A la memoria de los emigrantes africanos caídos

Sí, tengo los ojos cerrados a vuestra luz. Soy una bestia, un negro. Pero puedo ser salvado. Vosotros sois falsos negros, vosotros maniáticos, feroces, avaros. Mercader, tú eres negro; magistrado, tú eres negro; general, tú eres negro; emperador, vieja comezón, tú eres negro: has bebido un licor libre de impuestos, de la fábrica de Satanás.

-Este pueblo está inspirado por la fiebre y el cáncer. Tan respetables son los lisiados y los viejos, que solicitan ser hervidos.

 

-Lo más astuto es abandonar este continente en que la locura anda al acecho para proveer de rehenes a esos miserables. Me adentro en el auténtico reino de los hijos de Cam.

¿Sigo conociendo la naturaleza? ¿Me conozco?  Basta de palabras. Me amortajo a los muertos en el vientre. Gritos, tambor, danza, danza, danza, ¡danza!. Ya ni siquiera veo la hora en que, cuando los blancos desembarquen, voy a caer en la nada.

Hambre, sed, gritos, danza, danza, danza, ¡danza!.

Los blancos desembarcan. ¡El cañón! Hay que someterse al bautismo, vestirse, trabajar. He recibido en el corazón el golpe de gracia.

¡Ah, no lo tenía previsto!”.

El fragmento expuesto, perteneciente al poema titulado “Mala sangre” y contenido en el libro “Una temporada en el infierno”, lo escribió Arthur Rimbaud. También J. Conrad escribía su obra, en su caso racista, “El corazón de las tinieblas”. Los dos lo hicieron poco después del reparto de África por las potencias europeas en su acuerdo de explotación de ese continente tras reunirse en Berlín en 1884 y 85. Los dos autores representan posiciones antagónicas que llegan a nuestros días; la de Conrad hoy viva en el gobierno español como acción y pensamiento, condenados ambos por los Derechos Humanos.

Como se puede apreciar en el poema de Arthur Rimbaud, sus palabras eran premonitorias. La colonización de África por los poderosos europeos, partiendo del engaño religioso, llevaba consigo y exigía la destrucción de la identidad sociocultural y continental. Empleando la fuerza de las armas,  tendría como fin la explotación de las riquezas de la tierra y de la mano de obra africanos, hasta dejar el continente exhausto. Hoy aún, en este momento, la explotación capitalista lleva a la mayor parte de la población continental a un callejón sin salida. El capitalismo europeo en sus diferentes nacionalidades se sostuvo y desarrolló hasta expandirse llegando a la hora que vivimos a base de echar mano de ese continente y sus habitantes, que nos son tan cercanos como desconocidos.

A las gentes trabajadoras europeas se las esclavizaba también encerrándolas en las fábricas como si fuesen cárceles, de las que no podían salir. Y así los patronos intentaban conseguir que, obligadas a trabajar, acabasen por acostumbrarse o cediesen ante la violencia como ante una obligación, llevando a cabo sobre los recién convertidos proletarios todos los castigos que fuesen precisos para vencer la resistencia. La explotación de la clase obrera resultaba feroz. Sí, era y es la lucha de clases. El capitalismo se asienta sobre la muerte del proletariado, que a su vez deja a su descendencia en su lugar. Las revoluciones sociales del XIX dieron la Comuna de París en 1871. En 1883 fallecía el mayor ideólogo de la clase obrera, Carlos Marx.

Una lectura que no debe dejarse pasar sobre la colonización de África, sobre la explotación de los hermanos africanos, es “Los condenados de la tierra”, de Frantz Fanon. Con ella entenderemos el por qué de la migración a Europa, las luchas de liberación y otras tantas cuestiones relacionadas.

Digo todo esto porque la lectura de “Todo se desmorona”, de Chinua Achebe, considerado como padre de la novela moderna africana, pone ante quien lee la vida y cultura del pueblo igbo, uno de los pueblos de Nigeria, como ejemplo de los pueblos africanos, la vida, la cultura, la naturaleza, son quienes representan a las gentes, a las clases sociales, su organización y su entorno en la novela, es como el oxigeno, el alimento, la carne y la sangre de lo que se representa, el funcionamiento de un organismo humano. En “Todo se desmorona”, Chinua Achebe nos muestra mediante un lenguaje sencillo, con intención de llegar al corazón y a la inteligencia de quien lee, el que los pueblos africanos han sido explotados y perseguidos sin descanso, con irracionalidad y odio. Como los pueblos de todo el mundo han sido violentados, pero el crimen sobre sus raíces ancestrales nos llega  en noticias falseadas y en riquezas de su tierra que se emplean en las tecnologías más modernas. El capitalismo mundial les destroza la vida y el entorno.

La novela de Chinoa Achebe en su organización, clásica, en tres partes, nos conduce al descubrimiento de lo que significó la llegada e implantación de las potencias coloniales, en este caso Inglaterra, con el cristianismo por delante, los resultados ya los anunciaba Arthur Rimbaud: “Los blancos desembarcan. ¡El cañón! Hay que someterse al bautismo, vestirse, trabajar. He recibido en el corazón el golpe de gracia.

¿Ah, no lo tenía previsto!”.

Quienes colonizaron el continente americano, habiendo asesinado a las poblaciones originarias, lo repoblaron con los africanos que capturaban para que trabajasen como esclavos. El dolor de África no es un delirio, no es una exageración. El dolor de África lo produjo y lo produce el sistema explotador de seres humanos, el sistema que acumula riquezas para unos pocos.

“Todo se desmorona”, desde su publicación sirve para el conocimiento, para que quien no sabe descubra la existencia como pueblo africano en la Historia. Pensar en los motivos de ese olvido, de esa pérdida entre los pueblos africanos, hace recordar las palabras del gran escritor argentino Rodolfo Walsh sobre el olvido de las luchas y la historia de la clase obrera: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

Adquirir conciencia, ese es el problema, recuperar el pasado, recuperar la experiencia no es un delirio, no es una exageración, pisar en firme permite saber, y saber es el principio del mundo liberado.

En la novela se exponen dos conflictos más, uno de carácter general y otro de carácter particular. El primero conduce al referente para los demás, la prologuista emplea el término “autoridad”, y nos dice que la “autoridad” la gana quien hace crecer y nutre, es el significado de “augere”, de donde proviene etimológicamente. Ser el referente, el ejemplo para el resto conlleva saber conducir a la sociedad, ayudar al crecimiento social, al fortalecimiento de la mayoría en la defensa de sus intereses. De lo contrario el título de “autoridad” no le pertenece. Cuantos que dicen ser “autoridad” en realidad sólo tienen poder, fuerza, capacidad de engaño.

El título “Todo se desmorona” es un verso del poema “La segunda venida”, de Yeats, que escribió en 1919, (Yeats vive de 1865 a1939); es un poeta que alejándose del cristianismo y el conocimiento y desarrollo científico se adentró en el plano místico. Expresa el dolor que le causa la crisis de descreencia tras la segunda guerra mundial entre los pueblos europeos. Los últimos versos  del poema dicen así, atención donde pone las mayúsculas: “Seguramente alguna revelación está cerca; // seguramente la Segunda Venida está cerca. // ¡La Segunda Venida! Apenas pronunciadas esas palabras // cuando una vasta imagen del Spiritu Mundi // inquietó mi vista …// la oscuridad cae de nuevo; pero ahora sé // que veinte siglos de un petreo sueño // fueron contrariados hasta la pesadilla por el mecer de una cuna // ¿y qué tosca bestia, cuya hora llega al final // cabizbaja camina hacia Belén para nacer?”.

Y el otro conflicto, de carácter particular, que aparece en la novela es el mundo interior del protagonista: en lucha con el pasado de su padre se esfuerza con la intención de no parecersele.

El primero de los problemas mencionados se refiere a las condiciones objetivas y el segundo conflicto a las condiciones subjetivas. El dibujo sobre el papel es completo.

La llegada de los colonizadores a África pondrá fin al desarrollo en todas las áreas de la vida de un modo propio. Han deshecho y siguen deshaciendo las posibilidades de salir adelante. Por eso llegan hoy a las costas mediterráneas de Europa colonizadora los restos de ese mundo.

La novela de Chinoa Achebe es una novela para dar a leer, para abrir las conciencias en blanco. No se va a cambiar la mente del gobierno racista, pero sí puede cambiar el pensamiento social y la gente puede cambiar la sociedad.

 

Título: Todo se desmorona.
Autor: Chinoa Achebe.
Traducción: Manuel Álvarez Florez. Prólogo: Marta S. López Rodríguez.
Edita: R. H. Mondadori. Debolsillo.

 

Ramón Pedregal Casanova es autor de “Dietario de crisis”, se encuentra en Libros libres, de rebelion.org; y es autor de “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”, edita Fundación Domingo Malagón.