Un poema de Félix Grande para Carlos París y Lidia Falcón |
Cultura - Libros / Literatura |
Escrito por Félix Población |
Martes, 04 de Febrero de 2014 00:00 |
No sé si se conocían personalmente, probablemente sí porque ambos formaban parte de lo mejor y más vivo de nuestra cultura y los dos nos han dejado una obra relevante, que en este caso sí habrían leído con toda seguridad uno y otro. Félix Grande, en la poesía, y Carlos París en la filosofía. Los dos se nos han ido la semana pasada, aunque la muerte de ambos haya sido menos mediática que la de Luis Aragonés, el entrenador de La Roja, cuyo fallecimiento coincidió con el del segundo de los citados y ya se sabe lo que representan los valores de la inteligencia al lado de los del fútbol en esta España nuestra, como en aquella.
Me hubiera gustado decirle a la viuda del presidente del Ateneo de Madrid, mi querida y afligida Lidia Falcón, este poema de Félix Grande, porque estoy convencido de que el corazón de Carlos, tan bueno como sabio, habría agradecido esos versos -que de seguro compartiría y le conmoverían- para abrigar el frío de su ausencia en su admirada y amada compañera. En la voz de su autor, vaya con ellos, para Lidia, mi retirado abrazo de amigo, consciente del dolor y amor que estos días atrás me han transmitido sus ojos y sus lágrimas.
Tal como están las cosas tal como va la herida puede venir el fin desde cualquier lugar Pero caeré diciendo que era buena la vida y que valía la pena vivir y reventar Puedo morir de insomnio de angustia o de terror o de cirrosis o de soledad o de pena Pero hasta el mismo fin me durará el fervor me moriré diciendo que la vida era buena Puedo quedar sin casa sin gente sin visita descalzo y sin mendrugo ni nada en mi alacena Sospecho que mi vida será así y ya está escrita Pero caeré diciendo que la vida era buena Puede matarme el asco la vergüenza o el tedio o la venal tortura o una bomba homicida ni este mundo ni yo tenemos ya remedio Pero caeré diciendo que era buena la vida Tal como están las cosas mi corazón se llena de puertas que se cierran con cansancio o temor Pero caeré diciendo que la vida era buena: La quiero para siempre con muchísimo amor La noria, 1984 -------------- Fuente: Público |