El coronel Martínez Inglés, juzgado en ausencia PDF Imprimir E-mail
Derechos y Libertades - Libertad de Expresión
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Miércoles, 13 de Marzo de 2013 00:00

Amadeo Martínez InglésObediente a las leyes vigentes, por ilegales que parezcan al sentido común, el coronel Amadeo Martínez Inglés se presentó por tercera vez ante la Audiencia Nacional, para responder de un presunto delito de calumnias e injurias graves a la Corona, vertidas en un escrito titulado “¿Por qué callas?”. Como puede suponerse, la frase es réplica a la que su majestad el rey católico largó al presidente elegido por el pueblo venezolano, Hugo Chávez, cuya muerte estamos llorando estos días, con el vano propósito de impedirle opinar. Es la costumbre borbónica de coartar la libertad de opinión, heredada de Fernando VII.

 

  Esta vez la citación se la hizo el Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional en la calle de Goya. Antes ya había comparecido en sus sedes de las calles de Génova y Prim, dado que la Audiencia Nacional utiliza a todo Madrid como sala de vistas contra cuantas personas considera delincuentes, entre otros los que pretenden pensar con libertad en el reino.

  Aunque el juez le había prohibido que compareciese con uniforme militar, según hizo en las ocasiones anteriores, el coronel había replicado por escrito que si el juez utiliza la toga con puñetas como uniforme distintivo de su profesión, él tiene derecho a vestir el uniforme militar, del que se siente orgulloso y con el que ha ganado varias condecoraciones tras intervenir en operaciones arriesgadas.

  Como de costumbre, la audiencia fue secreta. Los republicanos que nos habíamos reunido ante la puerta del Juzgado para acompañar al coronel tuvimos prohibida la entrada. Una dialogante y tranquila vasalla de su majestad trató de convencer a los policías custodios de la puerta de que somos personas pacíficas pero el defensor de las leyes monárquicas replicó que la sala de vistas es pequeña, y se llena con los jueces, abogados y reo. Ella propuso que permitieran entrar a tres en representación de los demás, pero el defensor del orden establecido respondió claramente que las órdenes recibidas decían que nadie debía entrar a la vista contra el coronel. Y no hubo más que hablar.

 

Exposición de motivos

  Dado que Martínez Inglés se negó a contratar un abogado, le habían designado a una letrada de oficio, que naturalmente no sabía nada del tema, ni le importaba. Por eso él mismo le dijo al juez que no ha cometido ningún delito con la escritura de ese artículo, en el que pregunta al rey por qué no dice nada sobre la corrupción que rodea a la llamada casa real, asediada por escándalos financieros, económicos, cinegéticos, sexuales, y de toda índole. Manifestó que todo lo relatado en “¿Por qué te callas?” lo había redactado en un escrito dirigido al Congreso de los Diputados, en el que relaciona los sucesos presuntamente delictivos cometidos por su majestad, sin que haya tenido más respuesta que la de haberse recibido. También lo ha expuesto en libros que están publicados.

  Por todo ello, declaró que se negaba a ser juzgado como un terrorista o traficante en drogas, que son los delitos que debe considerar la Audiencia Nacional. Le replicó su señoría que si rehusaba comparecer como acusado, se le juzgaría en ausencia, en cuyo caso el tribunal aceptaría las peticiones del fiscal, es decir, la condena a quince meses de prisión y el pago de las costas, unos dos mil euros. Le contestó el coronel que le mandase directamente a prisiones militares, ocasión que aprovecharía para terminar de escribir un libro que tiene entre manos ahora. Y se marchó, por lo que es probable que se la haya juzgado y condenado en ausencia.

  Creían que la grandiosidad de la Audiencia Nacional iba a acobardar al coronel Martínez Inglés, sin caer en la cuenta de que se ha enfrentado a enemigos más peligrosos y mejor armados, y ha salido victorioso e incluso condecorado.

  Según nos comunicó a los periodistas y amigos que le esperábamos, recurrirá la sentencia en todas las instancias nazionales (no es errata), y llegará si fuera preciso hasta el Tribunal Internacional de Derechos Humanos de Estrasburgo, que ya ha condenado en otras ocasiones al reino de España por el ejercicio medieval de su Justicia.

Quién es Martínez Inglés

  Amadeo Martínez Inglés nació en Zaragoza en 1936, ciudad en la que ingresó en la Academia General Militar en 1953. Con el grado de teniente participó en la guerra de Ifni, siendo propuesto por sus arriesgadas operaciones para la concesión de la Medalla al Mérito Militar. Se diplomó en Estado Mayor en 1969, y también lo está por la Escuela de Guerra argentina, además de ser especialista en Estados Mayores Conjuntos, carros de combate, paracaidismo militar, unidades motorizadas, operaciones aeronáuticas y fotointerpretación Ha ocupado puestos importantes en la cúpula militar, y está en posesión de numerosas condecoraciones, entre ellas tres cruces del Mérito Militar de primera clase, y la Cruz y la Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

  Pese a ello, padeció persecuciones por parte de sus superiores después de la muerte del dictadorísimo (antes los discrepantes eran ejecutados), por querer democratizar el Ejército heredero del sublevado en 1936. Su propósito de abolir el cumplimiento obligatorio del servicio militar, la impopular mili, le costó arrestos y reconvenciones, porque los mandos no querían verse privados de unos criados para todo gratis total, que eso eran los españolitos reclutados. Pero por fin lo consiguió.

  Amadeo Martínez Inglés es autor de libros de enorme repercusión, como España indefensa, La transición vigilada, 23-F: el golpe que nunca existió, El Ejército español: de poder fáctico a ONG humanitaria, Juan Carlos I, el último Borbón, y La conspiración de mayo. La editorial Styria, que los estaba publicando, sufrió toda clase de problemas, hasta verse obligada a cerrar para evitarlos. La Editorial Espasa-Calpe, que le había contratado la publicación de uno de esos títulos, de pronto decidió que rompía el compromiso por haberlo desaconsejado un informe. Así que sus dos últimos libros están colgados en Internet, donde   todavía no alcanza la larga mano que empuña el cetro real.

  Esta historia no es medieval, sino que se ha representado el 12 de marzo de 2013, en el XXXVII año triunfal del reinado de Juan Carlos I, rey por la gracia del dictadorísimo genocida al que juró fidelidad. Contadla al mundo.

 

Arturo del Villar es Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio