La “convenida decadencia de la clase política” PDF Imprimir E-mail
Derechos y Libertades - Libertad de Expresión
Escrito por Pablo Sebastián   
Sábado, 06 de Octubre de 2012 05:58

No hay Democracia sin Libertad de ExpresiónMientras el presidente Rajoy se afana en buscar una fórmula más o menos mágica que le permita llamar al rescate de España por la UE algo así como “Línea de Crédito Mejorada”, para no tener que pagar un precio político -con una crisis de Gobierno-, evitar que los mercados abandonen España y conseguir que el BCE y la UE empiece a comprar deuda española cuando antes. Mientras todo esto sigue así de confuso en Madrid se ha abierto una polémica de corte político, judicial e institucional a propósito de los rescoldos de la manifestación del 25-S en las proximidades del Congreso de los Diputados. La que motivó querellas criminales del Gobierno contra algunos manifestantes y convocantes del evento a los que se acusaba, de manera temeraria, de “delito contra instituciones del Estado”.

Pues bien resulta que el juez Pedraz de la Audiencia Nacional ha archivado y rechazado las pretensiones del Gobierno y ha dado la razón a los manifestantes llegando a mencionar en su auto de archivo a “la convenida decadencia de la clase política”. Una frase que ha levantado revuelo en las filas del PP y quejas de varios dirigentes políticos de otros partidos que consideran dicha afirmación injusta e inapropiada el auto judicial, y en ello tienen algo de razón, aunque lo esencial del auto es la clara defensa de la libertad de expresión y del derecho de manifestación.

Y, aunque una querella similar parece admitida en un juzgado de primera instancia, lo cierto es que el auto de Pedraz y el archivo de la causa parece impecable, por más que la frase de marras de “la convenida decadencia de la clase política” española, siendo cierta, no parezca un comentario oportuno para incluir en el auto. Aunque quede claro que el juez está en su derecho de hacerlo y nadie puede entrometerse en su jurisdicción e independencia.

Sin embargo si merece un mayor comentario todo lo ocurrido antes y después de la manifestación y los comentarios posteriores al comentario del juez -como el grotesco del dirigente del PP, Rafael Hernando calificando al magistrado de “pijo ácrata”-que vienen a confirmar la citada “decadencia de la clase política”, por mucho que ese comentario les moleste a todos, incluidos el PSOE y UPyD.

Ahora bien, lo verdaderamente importante de todo esto es que el ministro de Interior ha fracasado en su intentó criminalizar a los manifestantes del 25-S como autores de un “delito contra las instituciones del Estado”, lo que ocurrió después que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, llegara a comparar la convocatoria de la protesta ciudadana con el golpe de Estado del 23-F (sic).

Lo que es peor, como consecuencia de todo ello han sido varios los dirigentes del PP -amén de la inefable Cifuentes- que ahora pretenden aprovechar “el viaje” para cercenar o cortar el derecho constitucional de manifestación, con una burda “regulación”, lo que nos llevaría a una lamentable involución democrática. A la vez que facilitaría la convocatoria de una gran manifestación por las libertades en Madrid, cien veces superior a la Diada de hace pocos días en Barcelona.

Y qué opina de todo esto el presidente Rajoy. Pues Rajoy no está para esas cosas, ni para los desafíos inconstitucionales de Artur Mas -esos sí que afectan a instituciones del Estado como lo es la Generalitat de Cataluña-, ni para responder a Romney, ni tampoco para ir de de campaña en las elecciones que ahora comienzan en País Vasco y Galicia. Rajoy está en lo de “el rescate” -su propio rescate y el de España- a ver si logra un truco para que el BCE y la UE compren deuda española sin que se diga que España ha sido rescatada, y poco más.

El presidente está cada vez más abrumado y de vez en cuando le echa una mirada a ese castillo de naipes cristalino, de las cuentas del Estado apalancado con alfileres, que está sobre la mesa de reuniones de su despacho, temeroso de que en cualquier momento se pueda derrumbar.

Pero por pequeña que le parezca esta incipiente crisis sobre las libertades, que anda dando vueltas por Madrid, Rajoy debería de dedicarle alguna reflexión porque en los cimientos de su famosa pirámide está sin lugar a dudas y como un puntal importante la libertad. Y si alguien zarandea ese derecho constitucional, a partir de ahí lo de menos serán las cuentas públicas sino el estruendo que organizará el desplome de todo lo demás.

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Fuente: La República de las ideas