Le tienen miedo a la democracia PDF Imprimir E-mail
Derechos y Libertades - Libertad de Expresión
Escrito por Jorge Moruno   
Martes, 18 de Septiembre de 2012 04:36

La Delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, asegura en su twitter que “es rotundamente falso que se haya detenido a nadie por llevar una pancarta!!”, en alusión a las polémicas detenciones ocurridas en la manifestación del 15-S cuando se desplegaba una pancarta llamando al 25-S. ¿Sus argumentos? Ninguno, ¿La justificación? Atentado a la autoridad. Pero decir eso y nada es básicamente lo mismo.

 

Es cierto que puede excusarse en la negación a identificarse de los manifestantes,- algo curioso cuando pocas veces se les ve identificados a los agentes-, o también en la resistencia a perder la pancarta en un forcejeo con la policía. Incluso asumiendo esta representación de la realidad seguiríamos sin resolver lo que la Delegada Cifuentes intenta eludir a toda costa; ¿Qué razón existe para identificar a unas personas que en una manifestación despliegan una pancarta, con su consecuente retirada de la vía pública?

Legal ninguna, por eso nunca se enfocará la polémica considerando el mapa completo de la situación. Mejor prefieren tomar los efectos como si fueran las causas y elevarlas a una razón que encuentra una justificación en sí misma: El motivo de la detención es atentar contra la autoridad, pero niegan que ese supuesto delito venga precedido de otro infinitamente mayor, el de negar la libertad de expresión.

 

Detención por exhibir una pancarta 15S

Ver el vídeo

 

Una forma de responder parecida al caso de las listas negras con gente fichada por su forma de pensar. El filósofo Spinoza ya nos advertía en el s

iglo XVII ante las lecturas de quien ostenta el poder del Estado, porque “aunque sean sus hechos criminales, se ocultan siempre tras la máscara de la justicia o intentan persuadir al pueblo de que han obrado en todo honradamente”.

Pero las palabras vertidas por Cifuentes son aún más obscenas si cabe, cuando esta misma mañana la policía ha irrumpido en una asamblea abierta para coordinar las acciones del próximo día 25. A modo de presión y coacción se ha llevado a cabo la identificación de los allí presentes, algunos de los cuales afirman haber recibido amenazas en caso de que aparezcan el día 25 por los aledaños del Congreso.

 

Como guinda final al mensaje antidemocrático enviado desde la Delegación del gobierno contra todo aquel que pretenda desestabilizar el reino de la cleptocracia, observamos que una manifestación nazi se pasea por las mismas calles con total impunidad. Brazos en alto, banderas con el aguilucho y símbolos del III Reich, caminaban tranquilamente sin que la policía hiciera nada para impedir que se exhibieran. El lema de la pancarta de cabecera de estos descerebrados sentenciaba que “La crisis se llama democracia”, pero al parecer por esto no pasa nada.

Mientras que unos pretenden ampliar el acceso a la democracia superando un modelo obsoleto incluso para los propósitos para los cuales está pensado, otros buscan mostrar que la crisis viene dada por un exceso de democracia y que por lo tanto, es necesario reducirla más todavía. El primer caso es señalado como peligroso para la democracia a ojos para la delegada del gobierno y el segundo, que no sólo es una tontería incongruente, además parece no suponer ningún peligro para la democracia.

Ni siquiera pretendo decir con esto que la solución pase porque extiendan la actuación policial a unos, al tiempo que la siguen manteniendo sobre los mismos, eso tiene corto recorrido. Simplemente mostrar como la política del miedo pone el acento contra los movimientos y las rupturas de la multitud, que cuestionan los intereses de la lumpen-oligarquía al demandar mayor reparto de la riqueza y más democracia. Aprenden de su maestro, el filósofo Thomas Hobbes, porque saben que cuando el súbdito no reconoce su sujeción al Estado establecido, se convierte en rebelde y “quienes cometen una ofensa así, no sufren como súbditos, sino como enemigos”.

Estos actos no recuerdan tanto a tiempos pasados, como a una muestra de lo que está por venir, de lo que ya está siendo: sin miedo no hay sometimiento, cuando hay democracia no hay miedo, por eso los de arriba le tienen miedo a la democracia.

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Fuente: La Revuelta de las neuronas